El inicio de todo fue El Tren de la Ilusión, que, aún no estando previsto, tuvo que girar por Andalucía (Utrera, Andújar, Osuna, Puente-Genil, Carmona, Écija, Estepa, Morón, etc) ya que tocó la fibra sensible de todos los que sentían el espectáculo; La Boda del Centenario, surrealismo kafkiano; El Circo de la Vida, melancolía y vitalidad; Historias Mínimas, sobre los textos de Javier Tomeo y a medio camino de la exploración interior y la dramaturgia de vanguardia; y, sobre todo, Hamlet (a propósito de…), un trabajo dramatúrgico titánico y de enorme profundidad y calado que, junto al proceso de producción y hasta el final de la gira, supuso más de tres años y medio de dedicación y esfuerzo desmesurado.