Después Óscar, el Caniche Mágico (Nuevas Aventuras); donde el espectáculo, pasados unos años, cambia de elenco y cobra una vida muy diferente. Fotografía de Framugal y vídeo de Ángel Carmona. Muy diferente por dentro y por fuera. Ahora los padres son Marta (Sonia Carmona) y Paco (el detallista actor onubense Antonio Morado); y son un extraño reflejo de nuestros temores e ideales. Es más la palabra; son más las intenciones; las segundas y terceras intenciones; las canciones desaparecen y su lugar lo ocupa un diseño de sonido espectacular, lleno de mezclas y con un sentido enormemente crítico.

 

La acción es un claro guiño a la maldad que nos rodea, que nos acecha, casi sin darnos cuenta, los personajes han cambiado y ahora no son ideales, podríamos decir que son como falsos ideales… una sospechosa sombra de nosotros mismos. Un trabajo de creación de personajes largo, complejo y estilizado. A pesar de la primera impresión, nada tópicos. La intención es de calado. Los niños pasan del mundo de los títeres a un falso mundo real que tiene más de irreal e imaginario que las propias marionetas.

 

Al igual que antes con el espectáculo de Cernuda, el ciclorama marca escuetamente las atmósferas que cobran un papel preponderante. La magia continúa y, al final, podrá con todo, pero la voluntad de cambio ha de ser mucho más fuerte. Los niños siempre lo tienen bastante más claro, para nosotros es demasiado complicado. Está en la calle.