a Sonia Carmona artistic project from 1996
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AaiúnPRODUCCIONES
Urori y la Mosca (1996)
pintura y diseño del cartel del reconocido pintor granadino Paco Pomet,
para el primer espectáculo
de la compañía
Primeros tiempos:
Un mundo
surrealista,
dinámico
y directo.
De la primera etapa de la compañía cabe destacar el estrecho contacto con el espectador, especialmente reseñable en los primeros espectáculos: Urori y la Mosca; ¡Qué bello es vivir!; Cuentos de Shakespeare, etc.
Por supuesto, Shakespeare siempre, formación y nobleza obligan…
Todos ellos, espectáculos de marcado carácter surrealista. No era la intención, pero, sin pretenderlo, fueron las formas y el resultado. Mucha participación del público y ritmo trepidante, especialmente dinámicos. Tratamiento de suelos, tráfico escénico imparable, trabajo de objetos y elementos escenográficos móviles. La palabra no es fundamental, llega incluso a desaparecer por momentos. Clara influencia del teatro-danza contemporáneo. Consiguen generar un lenguaje propio que sorprende al espectador y, al mismo tiempo, conectan con públicos muy diversos.
Los tiempos de la puesta en escena son muy particulares, las pausas y las segundas intenciones se hacen dueñas de la situación en un instante. Cuando detuvieron a Urori, había atrapado a la mosca en más de 220 representaciones. La Tempestad de Shakespeare y sus cuentos no tuvo tanta suerte, sobre veinte funciones, aunque el trabajo bien merecía mayor recompensa. La vida de ¡Qué bello es vivir! se repartió por más de 50 municipios.
Todo puede pasar. La ironía, muy aguda y sofisticada, nunca cinismo, se convertirá, con el paso de los años, en marca de la casa.
Diario 16
(diciembre 1996-Contraportada)
Diario 16
(20 diciembre 1996)
SEVILLA INFORMACIÓN
(21 diciembre 1996)
SEVILLA
INFORMACIÓN
(21 diciembre 1996)
Urori y la Mosca tuvo diferentes elencos, formado el inicial por Isabel Ramírez y Cristina Pérez Nollet; más tarde encarnaron ambos personajes la portuguesa Anabela Mira y, la hoy destacada dramaturga, Marilia Samper. También lo conformaron en alguna ocasión Mª. Jesús Domínguez y María Yaque. Años más tarde se retomó puntualmente este espectáculo y encarnaron los personajes la propia Sonia Carmona, Manuela Luna y Mª. José Torvisco. La escenografía fue diseñada por Santiago Amodeo y la iluminación por Ignacio Sánchez. Las pinturas fueron obra de Manuel Nieto y la foto comercial de Bellver.
El primer reparto de ¡Qué bello es vivir! lo formaban Manuela Luna, Javier Mora, Arturo Gregorio Venegas y Mª.Jesús Domínguez. Más tarde se incorporaron Raúl Talavera, Tusti de las Heras, Alex Peña y esporádicamente Juan Rivadeneyra. Con música original del sevillano Eduardo López y sonido del onubense Víctor Quiroga.
En Cuentos de Shakespeare, con texto y dramaturgia, a dúo, de Rafael Portillo y Sonia Carmona, repetían Manuela Luna y Raúl Talavera; y completaban el plantel Alberto Bobo y María del Carmen Pineda. El espacio escénico era de Jaime Vicent en estos dos últimos montajes; el espacio sonoro de Víctor Quiroga y el diseño de los carteles de Urori y la Mosca y ¡Qué bello es vivir! era del granadino Paco Pomet.
Entre Pícaros y Falsas Farsas fueron dos montajes ¿clásicos? que significaron comedia, verso ligero, divertimento, disparate, otra vuelta de tuerca, surrealismo de época, o yo qué sé… Doy fe de que llegaba a caerse la gente de la butaca al suelo sin poder controlar la risa. No entendí nunca qué era lo qué pasaba, pero siempre pasaba lo mismo: un técnico lo contrataba y lo volvía a pedir, y otra vez, y así hasta que la compañía se negaba a repetir. También ocurría que otro programador lo veía y no los quería volver a ver. En fin, picarescas y picardías que eran inclasificables: Lope de Rueda, un extraño Calderón, Shakespeare en catarsis y otras locuras que los llevaron por rutas inconfesables. Eso sí, entre los dos montajes sumaron unas 90 representaciones.
El elenco de ambas producciones lo formaron los mismos componentes: la sevillana Manuela Luna, versátil e indomable; Sonia Carmona y el onubense Julián Manzano, actor serrano, duro, de larga trayectoria y curtido en todas las tablas posibles del teatro andaluz. El diseño gráfico de ambos espectáculos fue de Juan Carlos Bohórquez.